Desde la esquina de la calle 42 y la sétima avenida de Manhattan las personas, a quienes el verano ha vestido de ropa ligera y clara, se ven pequeñitas ante la nueva roommate latina de Times Square, que se ha vestido de fiesta para celebrar este centenario.
La anterior inquilina, Jennifer López, anda por otros lugares. Y Altagracia, dominicana, que trabaja en una tienda deportiva de la 7ma avenida, se esfuerza en medir su entusiasmo. “Es bonita aunque más me hubiera gustado ver a Jlo, pero creo que es una mujer enérgica y que sabe lo que quiere”, dice..
Debajo de esta nueva inquilina, María Celeste Arrarás, estelar del programa “Al rojo vivo” de la cadena Telemundo, el metro de Nueva York bosteza de rato en rato y saltan a la calzada miles de gentes cuyos ojos buscan las luces y las atracciones, del mayor espectáculo al aire libre del mundo: Times Square.
En este momento se le rompe la maleta de viaje a dos jóvenes turistas españoles, pero el contratiempo no loss amilana “porque ya llegamos a Times Square” dicen.
Es una tarde soleada y la nueva inquilina arroja su vista en dirección a la octava avenida. Su mirada, es nada coqueta, nada insinuante más bien una mirada en camino entre la sorpresa y el disfrute de Times Square que como lo dijo James Traub en el Times, “es el más familiar y más reproducido fragmento urbano del planeta”.
Por supuesto, un billón de personas ven por via satélite, y medio millón desafían el frío neoyorkino para vivir la emoción, la caída de la bola cristal de año nuevo. Ese día Nueva York pone la fiesta y el conteo de fin de año convierte, por breves momentos, al Mayor de la Gran Manzana en el alcalde del mundo. “Todos loss 31 de diciembre, desde 1999, vengo a Times Square con novio o sin novio, dice Altagracia”.
Cada año 27 millones de turistas visitan Times Square y la seguridad es tan impresionate como invisible y educada: tres mil policías se turnan para que no pase nada.
“El primer nombre de esta plaza” nos cuenta un policia del NYPD en un español de Puerto Rico ”era Longacre Square, pero la ciudad lo cambió a Times Square cuando, en 1904, ¿hace cien años, no es cierto? el diario New York Times decidió mudarse para acá. Y el editor del Times, Adolph S. Ochs, convenció al Alcalde George B. McClellan, para que abra una parada del metro en los bajos del building “
Times Square fue por mucho tiempo un eje cultural. Teatros rebosantes, cuevas de música, y hoteles extravagantes. "Times Square llegó a ser rápidamente agora de Nueva York, un lugar para reunir aguardar gran noticias y para celebrarlos, si una serie mundial o una elección presidencial," dice su escritor James Traub. El teatro de Broadway , al que vienen espectadores de todo el mundo a presenciar sus obras, es su mayor expresión cultural y alcanzó su cúspide con el teatro Olimpia, construido en 1895. Nombres como Irving Berlín, Fred Astaire, y Charlie Chaplin eran frecuentes en sus marquesinas en los 1910 y 1920. Durante la primera gran guerra llegaron a poner en escena 113 producciones, en 42 teatros.
La gran Depresión de loss años 30, el alcohol, el vicio, el sexo al paso, tiende una sábana negra sobre Times Square. Una atmósfera de violencia, corrupción, de bajos fondos campea entre sus brazos. Y la calle 42 se convierte en un gigantesco burdel, un gran escaparate de venta de sexo.
Todo esto comenzó a cambiar en la primavera del año 1993, con el asalto a una mujer sin nombre que se sacó los zapatos para correr tras el ladrón que le arrebató su cartera. Por su temperamento y decisión mostrada, suponen que era latina, dicen que puertorriqueña.
Fue en la esquina de la calle 42 y Broadway. El testigo, que esperaba a unos amigos con quienes se disponía a presenciar una obra de teatro en Broadway, ve a la mujer corriendo y decidió que debía ayudar. Adiós obra de teatro. Ahora eran dos corriendo tras el ladrón. El ladrón, ducho en esos menesteres, logró escapar de la desesperada persecución. El testigo llamó al 911. Era domingo y ningún policía acudió al llamado. Pensó “con situaciones como ésta no vendrán más turistas a Nueva York”. En noviembre de ese año los neoyorquinos eligieron un nuevo alcalde.
El testigo, que se llamaba Rudolph Giuliani, se sentó en el sillón del alcalde de Nueva York y se remangó la camisa para hacer la nueva Times Square. Barrió literalmente, con mucho esfuerzo y litigios, la industria del sexo y prostitución que campeaba en la calle 42 y aledaños, hoy sobreviven algunos sex chops en las avenidas laterales, quienes optaron por irse a Brooklyn o a Queens y desaparecer con el tiempo.
“De niña yo no podía caminar por estas calles” dice Altagracia, parada en la sétima avenida frente al gigantesco desplegado de Maria Celeste Arrarás.
Los inmenso paneles animados chillón de neón y estilo televisión -que, que ora ofrecen una película, una obra de teatro, un perfume ora ofrecen las noticias de entretenimento, política o negocios dan vida a este icono de Nueva York, que es como Las Vegas pero sin casinos:Este es el único vecindario con una ordenanza de zonificación que obliga a sus inquilinos a mostrar carteles grandes y brillantes. El más notable quizá sea el desplegado de la Bolsa de Valores Tecnológica NASDAQ, inaugurado en enero del 2000. Costó $37 millones y tiene 36.6 metros de alto ( 120 pies). Es el más grande en el mundo y pagan $2 millones anuales para arrendar el espacio.
A Times Square, sus estudios de televisión, sus sorprendentes tiendas, una película o serie o reportaje filmándose, las extravagancias de un vaquero cantando country music en calzoncillos, un vendedor de helados en corbata pajarita, un aviso con dos conejitos practicando el kamasutra o las filas para conseguir boletos de teatro a mejor precio o una pareja que pasea en traje de bodas, siempre algo nuevo cada día, le da una vida particular.
“Es bonito, me da una sensación de vivir en el futuro” dice Altagracia “en una tierra de gigantes, en un mundo distinto de mucha energía. Aquí el día o la noche es lo mismo. La gente que viene de afuera se fascina con todo esto”.
Así sea, por cien años más.
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