!Fuerza Bill!

por: Gery Vereau
Aquella vez él vestía corbata roja de bolitas blancas, ya no era Presidente de los Estados Unidos, su corazón aún no le daba lata, y discretamente trataba de quedar en un imposible segundo plano, para darle el espacio a la senadora Hillary Clinton. El hipódromo de Belmont Park, en el condado de Queens, estaba lleno de bote a bote, y el ingreso de Bill e Hillary causó una conmoción inesperada, el afecto del público no se dejó esperar, a mi lado alguién gritó, en perfecto español: !Fuerza Bill!, mientras esperábamos que se juegue la tercera carrera de la Triple Corona y, de todo corazón, que gane el pura sangre Monarchos, pilotado por el peruano Jorge Chávez, que, se podría decir, representaba a Nueva York
No ganamos. Pero dos meses después Bill Clinton nos volvió a sorprender con el anuncio que se mudaba para Nueva York, y establecería aquí sus oficinas. En medio de la sorpresa general prefirió instalarse en el mítico Harlem, el corazón afroamericano de la ciudad.
La verdad es que el apremio por la salud del ex-presidente Bill Clinton, un neoyorquino por adopción como muchos de nosotros, fue mayor la primera vez que le practicaron la operación a corazón abierto, siete meses atrás. Esta segunda vez esperamos que su convalecencia sea rápida y sin complicaciones, para tenerlo nuevamente de vuelta al ruedo.
Porque siempre será para nosotros, aún si discrepamos con él, aquel muchacho de origen humilde que pasó como un meteoro por todos los escalones de la vida pública hasta llegar, en base a esfuerzo, estudio y un peculiar olfato para la política, hasta la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Bill es un vivo ejemplo de aquello que se llama El Sueño Americano.