Tuesday, January 04, 2005

Morir en Nueva York

por: Gery Vereau

Nueva York tiene la imágen de una ciudad en la que en cualquier momento puede ocurrir algún crimen. El año 1993 fue particularmente grave, en sus calles se cometieron 2,285 homicidios.

La mala fama le viene de linaje. Junto con los europeos que venían a "hacer la América", llegaron, o se formaron, miles de delincuentes. Hacia 1860 con una población que no llegaba al millón de habitantes, la policia estimaba que existían 80,000 delincuentes, según el libro "·Los Gangs de Nueva York (1860-1925)" de Herbert Ausbury, que inspiró la película del mismo nombre de Martin Scorcese. Y, en los años 20 y 70, el crimen campeaba en sus calles.

Hoy siguen registrándose homicidios, robos, violaciones, pero no más allá de lo que una ciudad grande puede contener. Las cifras hablan: se estima que la tasa de homicidios de Nueva York, de la época Giuliani en adelante bajó a un promedio de 30 por cada 100 mil habitantes. (La policia de Nueva York anunció a principios de enero de este 2005 que la tasa actual es de 7 por cada 100 mil Hab.) Mucho menor que las de Medellín (166), Sao Paulo (150), Cali (106) o Rio de Janeiro (95).

Esta dudosa "mala fama" de Nueva York la comparte con Chicago, la mítica ciudad de Al Capone, que en el 2001 superó en asesinatos a Nueva York y Los Angeles ganándose el ominoso apelativo de "La capital de los homicidios". Hoy las tres ciudades han reducido su criminalidad drásticamente.
Más en Nueva York la criminalidad subió de las calles a las oficinas corporativas. Se cometieron delitos que sumaron billones de dólares. Y nada fue más ejemplarizador que saber que los operadores de bolsa, ejecutivos corruptos o corporaciones acabaron en la carcel, tuvieron que pagar fuertes imdenizaciones o fueron a la quiebra.

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