por: Gery Vereau
Un hombre y una mujer y un niño bajan corriendo de su auto. El objetivo es un mirador de Boulevard East, de la ciudad de West New York, New Jersey. En este lado del rio Hudson la mañana es preciosa: el sol le devuelve su color a las cosas. Entretanto Manhattan esta cubierta por una pátina nebulosa, gris. Eso no parece importarles mucho.
El marido llega primero y como si llegando primero le hubiera ganado el lugar a una muchedumbre furiosa e impaciente que pugnaba por el lugar guarda celosamente la posición ganada. No se atreve a comenzar el rito hasta que su pareja, ataviada con una polera sin mangas, pantalón buzo, sandalias claras, llegue a destino. A su arribo le cede rápidamente el lugar. El niño también pide preferencia.
De este lado del rio Hudson hay sol y claridad. Puestos los tres frente a los binoculares fijos (el precio: 25 centavos de dólar por derecho de vista), se ven satisfechos, plenos: han empezado la rutina de la mañana contemplando La City donde todo debe ser más grande, mejor, más alto, más atrevido, más innovador, más y más.
De este lado Manhattan se puede apreciar en toda su esplendor. Aún arropada en el andrajo gris de esta mañana su imágen es imponente. Es el mito. Es el mito que la sobrevivirá al futuro.
Digamos que desde este lado también se construyó el mito aunque sólo sea porque aquí, a la vera del Hudson, nacieron dos, entre muchos, grandes íconos que llevaron Nueva York al mundo: en la voz de Frank Sinatra, como no recordar "New York, New York", y ,en el lente del gran fotógrafo y animador cultural Alfred Stieglitz que perennizó los grandes momentos de La City, sus rascacielos (la palabra es anticuada, lo sé) y de sus habitantes.
A una milla de Manhatthan, el JFK Boulevard East es compartido por las ciudades de West New York, Gutenberg, North Bergen y Weehawken, y no se crea que sus residentes y paseantes solamente són gentes que nadan en la abundancia, claro que hay sectores en los que las rentas son altas, lo vale sin duda, sobre todo en los edificios a la vera del Hudson y en las lenguas de tierra que se le ganan al mar, como en Edgewather, que recientemente fue el epicentró de la prensa internacional pues allí se encontró la residencia de la mano derecha del tenebroso jefe del Servicio de Inteligencia peruano, Vladimiro Montesinos: la empresaria Matilde Pinchi Pinchi.
Pero en general podría estar llamado a rectificarse, porque muchos de ellos son trabajadores, pequeños empresarios, empresarios de éxito o retirados. Como Magdalena, puertoriqueña, que hace 9 años vivia en New York "Ahora vivo aquí porque tengo más tranquilidad. En la ciudad hay mucho alboroto. Aquí me siento más tranquila" me dice antes de seguir su camino.
Su can, excesivamente gordo para su tamaño, de piel color tabaco, mueve la cola en señal de aprobación antes de voltear al vista a este señor desconocido que le pregunta a mi ama.En el camino nos cruzamos con una pareja de hindús, dos personas de edad avanzada con un niño muy pequeño (los milagros del Viagra, pensamos, sin malicia), dos mexicanos, una china, tres mujeres blancas y guapas, un cabablero anglosajón entrando con su perro a la zona del monumento "Lady Justice And Fountain" en homenaje a los resdientes Cashman, Colbert y Eckna fallecidos el 9/11, haciendo caso omiso al letrero de prohíbido el ingreso de perros.
Tres guatemaltecos, Juan, Fernando y Lupe, quienes me dan sus nombres falsos, esperan el bus. "No se lo que me gusta" dice uno de ellos desde el refugio de su timidez " a ver, si, la vista es hermoza, y, bueno por aquí pasan buenas chamas". Siiii, dicen todos al unísono.
La verdad es que la esplendida vista de Manhattan es el perfecto pretexto para caminar, jugar al tenis, correr, pasear de la mano con la novia y robarle un beso al desgaire, jugar fulbito, beisbol, llevarlos a jugar a los niños.
Hasta "Duque" un perro Cooker Spanish de propiedad de Chris Quispe (10), ciudadano norteamericano de padres bolivianos, que le hurta el balón al mínimo descuido sabe de eso: el Run Dog, de la ciudad de West New York, es un lugar para jugar a su anchas sin molestar a estos jodidos humanos que a cada momento lo quieren coger de la melena. "Chiqui", un perrito con infulas de perro grande, observa desde fuera de la alambrada, no ingresa porque sabe que va a pelear. No aguanta canes a su lado.
Aquí se registraron hechos notables que los memoriosos gustan recordar como cuando, en los años 1800, se escenificó uno de los duelos más famosos de los Estados Unidos, entre Aaron Burr y Alexander Hamilton, residente de Elizabeth, Trenton y Princeton ciudades de New Jersey, primer secretario del tesoro de los Estados Unidos de Norteamerica y fundador del periódico El Federalista, una voz en la institucionalización del federalismo: un museo se dedica a su memoria. !cuanta historia hay en este nombre!.
Las leyes prohíbian hipócritamente que se cruzen las espadas o las balas, en la Gran Manzana, por lo que los duelistas debieron verse obligados a cruzar el rio Hudson. Hamilton murió en el duelo.
Una calle lleva su nombre, un monumento perenniza el hecho. Hamilton perdió la vida, pero Burr, que fue Vicepresidente norteamericano de John Adams nunca tendrá más de cinco palabras en la historia.
Dos acontecimientos recientes como el 9/11 y el Black Out, un atentado infame y el apagón más reciente y terrible de la historia, convirtieron al Boulevard East de New Jersey en un colmenar inmenso de gentes que se trataban de explicar lo que ocurría desde este lado.Compartieron el mismo estado catatónico de parálisis frente al súbito hecho, tratando de preguntarse, de explicarse, como en las grandes tragedias de la historia, simplemente ¿porque a nosotros?.
Esos días los rostros de la espera, que son los rostros más frecuentes en la angustia, aguardaban que venga del otro lado del rio a la persona y a la explicación, al amor y a la verdad, a la alegría o a la tristeza que venían, demorados, en el Ferry por via fluvial o por tierra en camino al Lincoln Tunnel.
Vivir en New Jersey y trabajar en New York es para muchos un modo de formar parte del mundo acelerado de hoy, con la paz y tranquilidad casi campestre que se vive en esta parte de los Estados Unidos.
Pero la palabra campo es muy recurrente, entre los neoyorquinos para referirse a New Jersey. Eso no va más." En New Jersey viven mil habitantes por milla cuadrada uno de los niveles más altos de la nación", dice Vicent Prieto, de orígen cubano, asambleísta estatal por el distrito 32 "y nuestro Estado es uno de los más dinámicos en la creación de empleo y en la dación de cobijo para miles de inmigrantes, tenemos excelentes universidades, un gran espacio y escenarios para la cultura y sómos terreno fértil para los negocios"
Digase lo que se diga, que quede claro que el JFK Boulevard East no es solamente una buena vista de Manhattan, es también un espacio magnífico, democrático y multiétnico diría, para que el ciudadano se conecte emocionalmente con La City, en un encuentro que lo hace sentirse nuevo y renovado.
Para algunos será un encuentro para hablarle y decirle, espérame que estoy tomando impulso para conquistarte. Para otros es simplemente un pretexto para sentirse ciudadanos, para sentirse que existen.
Y cada uno saque la conclusión que mejor le parezca
Ver texto mas fotos en: http://www.exitoempresarialmagazine.com/07encuentro.htm
Monday, June 06, 2005
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