Por: Gery Vereau
El medico boliviano César Azcarrunz, asesino confeso de Monica Lozada, celos de por medio, en Queens, Nueva York, y que luego abandonó a la niña de cuatro años, Valery, descalza y a merced de la noche, en una calle solitaria ha conmocionado a la Gran Manzana y es un firme candidato para vivir por siempre en el purgatorio carcelario sino uno de los círculos de Dante.
Dificilmente podrá salir de este problema, pero ha metido en muchos más a otros.
Empezando por la pequeña Valery, a quien le arrebató su madre, y ha arrojado a un trauma nuevo que la enreda entre el tío que demanda custodiar su afecto; el padre olvidadizo que desde prisión, en Bolivia, reclama la poseción de su sonrisa; de las abuelas, en Phoenix y Cochabamba, que también quieren tenerla en sus brazos.
Y a su homonimo, César Ascarrunz quien también es boliviano, no es medico pero sí músico y vive en el mismo estado, California, donde vivió el victimario años atrás, quien se ha enterado rápidamente que su homónimo asfixió a su conviviente, luego desesperado le abrió el cuello para que respire y ante la muerte inevitable le partió la columna y la arrojó a la basura en bolsas,
Este homónimo dice ser Comisionado de Policia en San Francisco y asesor en el Congreso y no ha podido dormir tranquilo en los últimos días “Me han llamado 120 periodistas para preguntarme y hay 18 sitios en internet con mi nombre. Me han destrozado” dice. ¿Es su familiar? , preguntamos “No se nada de él” responde.
Pero bueno, hay que preguntarse: ¿Que hace que un hombre tome una determinación fatal para su pareja? Los celos son en alguna medida normales y necesarios para la pareja como el amor y el sexo decía David Buss autor del libro Pasiones Peligrosas de (1994) quien encontró que el 33% de los norteamericanos cela. Hasta San Agustín decía “. Si no sentís celos no estás enamorado”. Un poco de celos aparece, a veces, como la arma secreta para soldar una relación sentimental.
Todo se vuelve fatal cuando deja de ser un juego inocuo y cruza la frontera de la violencia homicida, por un claro afán de control sobre la vida y actos de la persona amada, que no es más que inseguridad en si mismo y en la pareja.
Los ataques de celos son motivo frecuente de homicidios conyugales y el detonante del 20% de todas las agresiones violentas en EEUU, según Luis R. Marcos, profesor de Siquiatría de la Universidad de Nueva York.
Los especialistas llaman a esto Celotipia, y es curable, si se detecta a tiempo. Ya Shakespeare decía "!Feliz el cornudo que sabiéndose engañado no quiere a su ofensora. Más, que horas de angustia le aguardan a quien adora y duda, idolatra y sospecha! "
Gery Vereau es columnista, del diario Hoy, Nueva York
Monday, October 10, 2005
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