Manifiesto de carga

por: Gery Vereau
Camino a la Isla de Ellis uno piensa que los ramalazos de viento helado que golpean el rostro de los viajeros deben haber sido caricias tenues para los millones de inmigrantes que arribaron a Nueva York en busca de hacer "la América". Con ellos venían no sólo los pobres desarrapados y hambrientos acostumbrados a lidiar con el frío de cubierta, también personajes como, por ejemplo, el científico Albert Einstein, el actor Charles Chaplin, el músico Xavier Cugat o el mago Harry Houdini.

En el manifiesto de los pasajeros que arribaron a la Isla de Ellis, un libro abierto al pasado como el pesado silencio que guardan estas paredes, también figuran muchos Bush, Bloomberg, Sensenbrenner, junto a los Carlos Pérez ó José González.

¡Qué gran ironía! El primer descendiente directo de una inmigrante jamaiquina que llegó a la Isla de Ellis fue secretario de Estado: el general Colin Powell, quien perteneció a una administración que pretende echar por la borda una larga historia de bienvenida a los inmigrantes, habiendo empezado por cancelar lo que era una benigna tradición americana: la lotería de visas.

En estos tiempos modernos, con la Isla de Ellis convertida en un monumento al pasado, se ha comprobado que el inmigrante no quita trabajo al nativo, que paga impuestos, que el 60 por ciento de los indocumentados ingresó al país con visa de turista, es decir con documentos verificados, que la grita conservadora de que los latinos no nos “adaptamos” es falsa porque nuestra asimilación es, incluso, más veloz que la de los europeos.

Esto en las tres variables que suelen medir el grado de adaptación o asimilación como son: el aprendizaje del inglés, los matrimonios interraciales y la adquisición de propiedades.

Samuel Huntington, autor de “El Desafío Hispano”, ha hecho creer a quienes tienen el poder en Washington que los latinos queremos “conquistar” Estados Unidos. Nada más falso. En nuestro manifiesto de carga está escrito que los únicos territorios que queremos conquistar son los de nuestros sueños así como el corazón de las familias que tenemos o queremos tener. Tal y como aquellos inmigrantes que llegaron a la Isla de Ellis.