Saturday, September 30, 2006

Los Taxistas de Nueva York

por: Gery Vereau

¿Taxis híbridos mitad motor eléctrico y mitad motor de combustión en Nueva York? Suena como a taxis de juguete pero desde fines del año pasado cinco de estas unidades circulan por la ciudad. Y no sería nada raro que en la próxima década todos los taxis sean híbridos. Enhorabuena, menos contaminación y más ahorro de combustible. Pero aclaremos: No es el futuro, es el regreso al pasado, pero mejorado. En 1897, la Electric Vehicle Company, ya tenía 100 de estos taxis, con motor eléctrico, circulando en las calles de la ciudad.

Pero hablemos del presente. En Nueva York se van perdiendo de vista aquellos taxistas afables que, como en la vieja película de Cary Grant y Deborah Kerr, “Un romance para recordar”, el pasajero puede, como Deborah, sentir la suficiente confianza en el taxista al bajar del auto y darle la mano para pedirle que la felicite porque se va a encontrar, en el piso 102 del Empire State, con su prometido para casarse luego de seis meses de separación.

Esos taxistas hoy son raros. Si una persona espera el cambio de luz y no mira a los cuatro costados es posible que esté a punto de ser atropellado por un taxista imprudente que trata, como aquellos que hacen entregas en bicicleta, de esquivar a cualquier precio a cuanto vehículo o peatón se le cruce en su camino. Es cierto que no todos son iguales pero son frecuentes esos malabares e imprudencias que pueden ser fatales. No estoy en su contra pero he visto esa situación en particular en muchos taxis amarillos.

Al mismo tiempo ocurre que muchos de los taxistas “sin medallón” usan al viejo truco de no saber con exactitud dónde queda una dirección determinada para darle vueltas y más vueltas al pasajero neófito y aumentar la cuenta del servicio. Es una práctica que no tiene para cuándo acabar.

Debería ser como en Londres donde a cada taxista se le obliga a recorrer todas sus calles y avenidas en bicicleta para que conozca bien la ciudad y para que puedan obtener su permiso, le dije aquí a un taxista. A lo que respondió que estaba de acuerdo.

Que quede claro: este es un oficio difícil pues los taxistas están expuestos a asaltos, inclemencias del tiempo, y a los altos precios de la gasolina, pero en sus manos está evitar que el público se queje.

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