Friday, May 30, 2014

Dominicana ciega, ejemplo de vida
Los seres humanos no tenemos imposibles que no podamos vencer.

Luz Sautner tiene dos profesiones, trabaja con un grupo de madres con niños autistas y cría dos hijas: nada extraodinario realmente, hoy muchas mujeres trabajan orgullosamente, salvo que ella es técnicamente ciega.
Los ojos apenas se le ven a través de las gruesas lunas de sus espejuelos y parece que siempre mirara cerrando las ventanas de sus ojos.
Solamente veo el diez por ciento de lo que puede mirar una persona normal, soy una personal legalmente discapacitada. legalmente ciega“ dice Luz.
Ella sale a sus quehaceres en transporte público, manejar le está prohibido, pero frente a ti puede verte, reconocerte, camina sin problemas, ayudada con su precaria visión y un sexto sentido que no la abandona ni siquiera cuando duerme.
Sus mayores problemas son a la hora de leer, escribir y mirar a la distancia. Lee con ayuda de tecnología para personas de visión limitada.
Originaria de Santo Domingo, capital de República Dominicana, nació hace 52 años con estas limitaciones visuales, pero, dueña de una fuerza interior inconmovible, le hace frente a cualquier circunstancia que la vida le pone al frente.
"Yo soy de las que creo que los seres humanos no tenemos imposibles que no podamos vencer. Los desafios son retos, el que se dismunye ante los desafios debe pensar que algo necesita cambiar en su vida. Los humanos nacemos para vivir y vivir es arriesgar, sobresalir, triunfar," añade Luz.
Ser relativamente ciega no fue obstáculo para graduarse, en el año 1981,en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y, una vez en Estados Unidos, salir caminando por la puerta de Essex County Community College, con su diploma de Trabajadora Social o Social Worker bajo el brazo.
Actualmente reside en la ciudad de Sedar Grove, en el condado de Essex, y trabaja en Passaic como especialista bilingue de recursos para la familia de SPAN (Statewide Parent Advocay Network).
"Básicamente trabajo con padres de familia de la ciudad de Passaic, tenemos numerosas madres que tienen niños autistas y nosotros le ayudamos a navegar en el sistema (educativo y de salud) por el programa E-3 de SPAN para niños con necesidades médicas," anota Luz.
Se preocupa porque las personas, tengan documentos migratorios legales o no, reciban los beneficios que la sociedad está supuesta a brindar, ya sea eduación, salud, esparcimiento, que el estado prespuesta para estos fines.


Ha cumplido 25 años de vivir en Estados Unidos, aún extraña el sol, la playa, la conversación con los vecinos o el mangú de República Dominicana, pero cree que no ha sido una mala elección, al fin y al cabo dice que su sueño americano lo vive todos los días.
http://reportehispano.com/news/2014/may/30/ciega-pero-exitosa-un-ejemplo-de-vida/


Saturday, September 08, 2012

Medrano:.Una mirada al Perú de arriba y de abajo





Esa tarde llegó Oscar Medrano a Chimbote, acompañado de Gastón Agurto, redactor principal de Caretas, para reportar un curiosísimo evento que abriría las puertas del Centro Federado de Periodistas local a los sacerdotes que habían sacado los pies del plato y llevarían a sus esposas e hijos al llamado "Ier Congreso Nacional de Curas Casados" .
Oscar Medrano, en el Instituto Cervantes de Nueva York.
Corría junio de 1983 y ese día las fábricas de harina de pescado habían detenido sus usinas.
Medrano llegaba con un cargamento impresionante a cuestas: tres cámaras fotográficas, películas en color, blanco y negro y diapositivas y -eso me parecía- medio centenar de lentes, con mas kilos de peso que hoy, que  le hacían inclinar el cuerpo ligeramente al  costado.

Era la primera vez que  alternaba con un fotógrafo "de verdad" y decidí pedirle consejo.
En mis manos tenía mi segunda cámara fotográfica, una Ricoh, totalmente manual, con una lente normal, de 50mm, de gran luminosidad, que había comprado de segunda mano.
La primera fue una Halina Roy, de mala calidad, comprada 15 años atrás a unos vendedores ambulantes y todavía me sorprendo que aquellas fotos hayan resistido el paso del tiempo.
Se la  enseñé  a Oscar Medrano, cuya profesión inició  en el cuarto obscuro de los periódicos 
peruanos como nos comentó a los colegas durante la presentación de la exposición de homenaje a sus 50 años de trabajo profesional en el Instituto Cervantes de Nueva York, y recibí mi primera clase de fotografía práctica.
Insertó una película de blanco y negro, de 400 asa, y me puso los controles de mando en una determinada posición. Empieza allí, me dijo. Y empecé, pero sobre todo empecé  a mirar con detenimiento sus fotos que aparecían en la revista Caretas cada semana.

El arte fotográfico de Oscar Medrano, premio mundial de fotografia del año 1974  por la  agencia UPI, está,  que duda cabe, a la altura de los fotógrafos de las grandes agencias del mundo. Tienen la cualidad de la originalidad, el arrojo, la precisión técnica  y la frescura de un buen ceviche.
Una de las pocas veces que lo he visto trabajar me sorprendió verlo entrar al escenario y mientras el enjambre de fotógrafos seguía al personaje X, el tomaba una ubicación inusual. Y esperaba, esperaba, hasta que el personaje X aparecía justo en el lugar que esperaba para que la composición, la luz y el disparo den vida a la fotografía crucial que ilustrará la nota.
Años más tarde, explicó en una entrevista que aquella casualidad era en realidad un trabajo 
cuidadosamente planificado: visitaba el lugar del acontecimiento anteladamente, uno o dos días antes, y estudiaba la posible ruta del personaje o del evento, probaba la luz, ensayaba encuadres, igual que los pintores hacen un 'estudio" para un cuadro.

Todo aquel que ha hecho reporterismo gráfico ha tenido un trato con esa deidad fatal que es la muerte, uno de los grandes temas del periodismo y de la vida.
Más a Medrano ese tema lo persigue. Cómo olvidar sus instantáneas de las de corridas de 
toros, en la Plaza de Acho, que reflejaban la lucha bravía entre Manolete, Dominguín o Manzanares y la nobleza de las bestías de 300 o 400 kilos, que su  lente captaba. 
Allí la muerte acechaba, acecha, a cara pelada. Enfrentando  la fuerza monumental del novillo, en toda su intensidad muscular, al  torero que finamente, con capa y espada,lo burlaba. Ambos, mirándose a los ojos, miden  sus talentos. Click. Para ambos, el toro y el torero, el lente de Medrano tenía el mismo respeto. La misma humanidad.
El instante crucial no se dejaba esperar: el toro amenazador parado en sus patas traseras recibe la estocada mortal, abiertas las fauces esperando la moneda para Caronte. Click. 

El público no terminaba de  abandonar los tendidos y el deber llamaba nuevamente a Medrano. Tomaba el avión a Ayacucho, al otro Perú, pasando a retratar con igual intensidad, y mayor riesgo, los atentados y tropelías contra los Derechos Humanos de los comuneros olvidados que nunca pisarían La Plaza de Acho. 
En esas fotografías, los comuneros vuelven a emitir los mismos lastimeros gritos que los personajes de Ciro Alegría en "El Mundo es Ancho y Ajeno", los mismos quejidos milenarios.
Ese retrato del Perú, en su complejidad, en sus abismos sociales, en sus alegrías y sus tristezas, ese trato no solicitado con la muerte ha tenido que dejar una huella honda en Medrano.
 Pero, no. Pese a todo lo visto y vivído en 50 años de trabajo periodístico, mantiene en la mirada un talante sereno, una paz sin rendiciones (fin).


Friday, December 25, 2009

Infelicidad neoyorquina, felicidad neoyorquina

A veces los números sirven para hacer sumas equivocadas o lecturas equivocadas. Una de ellas recibe el nombre de Índice de la Felicidad y presume haber descubierto, luego de juntar cifras y estadísticas de aquí y de allá. que los neoyorquinos, más precisamente los habitantes del estado de Nueva York, junto a los vecinos de Nueva Jersey y Connecticut, son los más infelices de los Estados Unidos.

Lo que han hecho Stephen Wu, del Hamilton College de Nueva York, y Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, parece un chiste negro de un noche de copas que lo han mandado a envolver como regalo de navidad para nosotros.

Es posible que Andrew Oswald no esté equivocado al pensar que las personas se mudan a Nueva York, desde el interior de los Estados Unidos como desde otros países, “porque piensan que van a un lugar maravilloso y se encuentran con los altos precios de las rentas, etc, etc,”

Más olvida que quienes migran a la Gran Ciudad ya saben lo que se van a encontrar, lo que tienen que soportar, y la medida de su realización la va a dar el grado de empeño, astucia, entrega, habilidad e inteligencia que le pongan a sus objetivos. Si, objetivos, dejen descansar un poco a la palabra sueños que de tanto uso la moneda se desgasta.

Hablar de felicidad a estos inmigrantes suena vano: están en carrera por construirse un futuro: la medida de sus logros la determinan ellos mismos. La fuerza interior, el fuego inmigrante, que encuentran en Dios, en la familia o en ellos mismos, es la llama que los mantiene en pie.

Hay varias organizaciones que se dedican, en el mundo, al ocioso afán medir lo inmensurable: la felicidad humana. Una de ellas, Happy Planet, arrojó hace poco resultados, a escala mundial, de dudosa índole.

Que los cubanos que viven en Cuba con carestías bíblicas son más felices que los peruanos, que los haitianos que pasan mil y una penurias diarias son mas felices que los estadounidenses.

A su vez los haitianos son, para vergüenza de Europa , más felices que los suizos y los suecos, capitanes del Estado de Bienestar, orgullo del Viejo Mundo.


Si son dudosos los resultados de estos esfuerzos de gabinete, ninguno de estos estudios es un resultado de preguntas directas al hombre al pie de la calle- los propósitos iniciales son loables: todos incluyen el factor medio ambiental y la esperanza de vida como variables, entre otras, para elaborar sus pronósticos.

Es como decir que no han dado en el clavo pero han usado un buen martillo, porque la felicidad no es la misma para el que vive en las garras de una dictadura que para el que vive la angustia de la hipoteca vencida. Tampoco es la misma para el que literalmente vive bajo el puente que para quien disfrutando la fama y la riqueza del éxito está atrapado en la adicción al sexo o al juego.

En consecuencia me repito: hasta los más lucidos tienen distintas respuestas. Pregúntele a Fernando Savater que es la felicidad y él responderá: es aquello que brilla donde yo no estoy. Pregúntale a Kant sobre la felicidad y te responderá que lo importante no es la felicidad sino es ser digno de la felicidad. San Agustín decía que la felicidad es el gozo de la verdad, pues quien goza de la verdad goza de Dios. (Foto: Gery Vereau)












Wednesday, May 27, 2009

Times Square, entre la timidez y los automotores

Por: Gery Vereau

Una lluvia intermitente no pudo desalojar, el martes último, a los neoyorquinos que disfrutaban, en sillas multicolores desplegadas en medio de la calle para que se sienten a disfrutar el día y la vista, de esa especie de territorio liberado que la ciudad de Nueva York ha abierto para los neoyorquinos en Times Square.

Un guarda de Times Square Alliance nos explica que el experimento -algo tímido en  nuestra opinión- despeja de vehículos la avenida Broadway a lo largo de la 32 y la 57 calles y deja las calles transversales para que los automotores, taxis en su mayoría, se comuniquen con las avenidas de Manhattan.

Times Square, como todos sabemos, se alimenta de dos avenidas: la Broadway, que ha sido parcialmente cerrada, y la Séptima avenida, que la iniciativa municipal deja libre para los vehículos que las transitan.

Mientras nos dan una breve explicación, un mar humano de todas las razas distrae la vista de los escaparates, tiendas y grandes paneles y luminosos paneles de anuncios de Times Square para observar a aquellos ciudadanos que, desafiando la lluvia con sus paraguas, están sentados disfrutando del ver y ser vistos en la famosa vía.

Es que todo aquel que camina por Times Square esta preparado para ver una novedad, una extravagancia, un nuevo atractivo.

Pero es más que ello. Finalmente comienza a cobrar sentido el gran empeño de los urbanistas, aquellos que creen que la ciudad debe ser organizada para el disfrute de sus habitantes y entregarles a ellos cada vez mas espacio en sus  calles y menos a sus vehículos.

Lo que no quiere decir que Nueva York se regatea a sus habitantes, nada de eso. Un solo ejemplo, a la misma hora, a pocas cuadras de allí, en el parque Bryant, un grupo de jóvenes concertistas de Youth Band for United Nations, pese a la lluvia, interpretaban una suite de antiguas danzas americanas bajo la batuta de John Yoons.

Solo que Nueva York, como  toda gran ciudad, vive a ritmo acelerado y las maquinas automotrices forman parte de ello.

Una critica  monumental al ritmo de las ciudades, y a Nueva York en particular, que someten  a sus ciudadanos al movimiento acelerado de la vida moderna fue la instalación artística que dieron en llamar  The Gates (Las Puertas) y que se instalo en febrero del 2005 en el Parque Central de Nueva York.

The Gates, ¿lo recuerdan?, con sus metafóricas puertas naranjas desplegadas en pasajes y senderos del Parque Central para que los neoyorquinos al circular a través de sus puertas disfruten del caminar y la tranquilidad como en las ciudades de antes, parece ser el referente inmediato para  lo que hoy se hace en Times Square.

Se diría que el arte es una premonición a  futuro, una forma de crítica social y que toda critica es la materia prima del progreso y del desarrollo.

Yo quisiera mantener los pies en lo inmediato. La iniciativa es sumamente positiva y no solo debería durar los seis meses programados sino que debería ampliarse a la Séptima avenida y, algún día, extenderse a la mismísima Quinta avenida, porque de esa manera los neoyorquinos, y los nuevos neoyorquinos que vendrán, disfrutaran mucho mejor de la ciudad moderna por antonomasia.

Las ciudades  se hicieron para  los ciudadanos no para los automóviles.  

Wednesday, January 07, 2009

!Welcome To The Empire State!

por: Gery Vereau

Es hoy, luego de la desaparición de las torres gemelas, el edificio más grande de Nueva York. Hay más grandes en otras partes, desde luego, cómo El Sears de Chicago. 

Pero el Empire State conserva su fama sólida, a prueba de cualquier diatriba. Aún en las épocas de crisis o de bonanza mantiene incólume su prestigio.

Soy poco propicio a visitar edificios. No subí a las torres gemelas, tampoco he subido a la Estatua de la Libertad, prefiero visitar la casa donde vivió Edgar Alan Poe en Nueva York, o las cataratas minimalistas del Green Acre Park de la calle 52 y la segunda avenida en Manhattan o, claro, el parque Central de Nueva York o, a cuál mejor, pasear por la Quinta Avenida y sus mares de gente y escaparates o como no, Ellis Island.

En cambio, el Empire State me ha seducido. Una mañana de estas frías, casi heladas, de los últimos días del 2008, me tocó visitarlo mientras afuera, poniéndole buena cara al frío, unas 200 personas esperaban turno para subir al observatorio y adentro otras se retrataban en el lobby del edifico ante dos sólidos y altísimos árboles de navidad. Entré por una de las puertas laterales y uno de los guardias con uniforme grandilocuente me indicó que para ir al piso 51 debía seguir derecho, luego presentar mi Social Security a una de las personas que esperaba en uno de los pasos camino al ascensor y someterme al detector de metales.

Me recibió un afroamericano, también uniformado, ya camino a ser anciano y me forzó a recordar que Dustin Hoffman había dicho, en Europa, que allá hay mucha más consideración con el envejecer y con el anciano que en Estados Unidos. Cierto, pero aquí la vida laboral de las personas se extiende más, casi hasta el límite del vigor. 

Es que aparte de la edad reglamentaria para jubilarse aquí buscan otros trabajos o quehaceres, cómo los dos adultos mayores -anciano es casi una mala palabra aquí-  representantes de Weehaken Citizens for Peace, que un día antes, en la orilla del rido Hudson que corresponde a Nueva Jersey, portaban carteles con !Out Now! y !Honk for Peace!

Y el uniformado afroamericano apenas me vio me dijo !Welcome to The Empire State! con una sonrisa iluminándole el rostro que me conmovió hasta los cimientos del espíritu.

Huelga decir que soy lo que se llama un tipo que, exteriormente, se conmueve poco. Mejor dicho soy de los que se rien más para sí mismo que para el resto, lloró sólo para mí, canto para las cuatro paredes de mi vivienda, sin testigos y, además, bailo poco.

Pero el  !Wellcome to  The Empire State! estaba dicho no como una frase convencional del buenos días - tengo 45 años y ya sé distinguir-  que uno dice a todos y a ninguno cuando entra a una oficina y los que quieren contestar lo hacen con una sonrisa de circunstancias, cómo me ocurrió luego en la recepción del piso 51, con dos jóvenes amabilísimas. 

Esta era una frase dicha desde el fondo del corazón. Sentí como cuando uno lee algo que está escrito con pasión. Como quería Nietzsche cuando  decía que sólo amaba aquello que alguien escribe con su sangre, que es escribir con el alma: Escribe tu con tu sangre y verás que la sangre es espíritu (Así Habló Zarathustra). O como cuando alguien encuentra una pintura que le conmueve porque ha sido pintada desde las entrañas. Cómo cuando Vincent Van Goh le dijo a Paul Gaughin: Maestro enséñeme a pintar como usted, usted pinta con el falo.

Me retiraba sin verle una vez más el rostro al anciano afroamericano. Más al registrar mi maletín  encontré que me había olvidado el caparazón del flash, el socorrido bounce, de la cámara fotográfica, en la oficina del contador Jeffrey Segall a quien le fui a tomar unas fotos para el anuncio de un periódico. 

Tomé el camino de regreso y nuevamente tuve que pasar por el registro de los rayos x, allí me volví a encontrar con el anciano afroamericano quien me dijo, sereno y sin la cara de sospecha que le ponen a uno en otros lados: -Tu acabas de subir. !Welcome to The Empire State!  

El !Welcome...! tenía la misma fuerza sísmica del primero.

Este es un hombre, pensé, que todas las mañanas al levantarse se dice a sí mismo !Trabajo en el Empire State!.

El mismo orgullo que se siente al decir !Vivo en New York!, ...pese a los Madoff.

Thursday, December 04, 2008

Del Español a las Urnas

por: Gery Vereau

No debería ya llamar la atención que Bill Richardson se dirigiera a la nación en inglés y en español, en Chicago, una vez propuesto como Secretario de Comercio por el presidente electo Barack Obama. Es una práctica que se está haciendo común en los Estados Unidos de Norteamérica.

Pocas horas más tarde los mismo hacían, en español e inglés, al otro extremo de los Estados Unidos, en la ciudad de Passaic, cuando el senador por Nueva Jersey, el cubano-americano Robert ¨Bob¨ Menendez, juramentaba a Alex Blanco, el primer dominicano electo cómo alcalde en la ciudad de Passaic. (ver la foto adjunta)

Por la misma razón el alcalde de Nueva York, Michel Bloomberg, ha decidido tomar clases particulares de español, desde hace un buen tiempo.

Pero ya los periódicos han gastado mucha tinta hablando de la fuerza del español en estas tierras. ¿En realidad el español avanza?, ¿No será que todo nada más que nueces haciendo ruído? ¿No será que són sólo eso:palabras que se pronuncian al viento?

Quien mejor ha hablado del asunto, a calzon quitado, es Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York, en una columna que lleva el sugestivo título de ¨Seis tesis sobre el español en Estados Unidos¨ ( 28/11/ 2008. El País, España).

Lago no se queda corto. El español es una lengua materna a la vez que lengua extranjera. Desde 1848, cuando se firma el tratado Guadalupe-Hidalgo, millones de hispanohablantes se convierten en americanos.

También es un país bilingue y bicultural, como consecuencia de la reciente dispersión de la población latinoamericana por todo el territorio americano, fenómeno nuevo en la última década.

Luego sostiene que la confluencia simultánea de distintas comunidades latinoamericanas, que no renuncían a su identidad, da lugar a un nuevo hecho: descubrirse latinos en Estados Unidos (paradojas de la historia, el sueño de la identidad latinoamericana abrazado por Bolivar camina a hacerce realidad, a nivel cultural, en la América norteña)

En algún momento del siglo XXI Estados Unidos, será el país con mayor número de hispanohablantes, de acuerdo a las proyecciones demográficas, -y aquí viene la audacía de la visión de Eduardo Lago- y se producirá un desplazamiento del centro de gravedad no sólo del idioma español sino que será escenario de una cultura de signo pan hispánico y se afianzará como productor de cultura latina, con la singularidad que lo hará en inglés y español.

También observa que existe en los latinos con acceso a educación superior, sin desmedro del uso del inglés, un movimiento para preservar el uso del español y en consecuencia un orgullo de sus raíces latinas, claro indicio del español como territorio de afirmación y resistencia.

Y, finalmente, habla de la cristalización de un nuevo tipo de español,una nueva variedad linguistica del idioma, aunque se queda corto en la medida de éste porque escapa del español chicano del que habla Octavio Paz o del spanglish y pone como ejemplo y no modelo al español de CNN (la linguísta Martha Hildebrandt pergeñó un diccionario de un español ¨neutral¨ para el entendimiento general)

Pero también hay que señalar, digo yo, un hecho nuevo, manifestado cristalinamente en las elecciones últimas que eligieron al presidente Barack Obama: la irupción de la fuerza electoral latina en el escenario político norteamericano.

Para los más entusiastas es un volcán para otros, los minimizadores, apenas es un geiser que se apagará pronto. Para todos será, que duda cabe ya, una luz que se ha prendido y que ya no se apagará, sople como sople el viento.

Si bien es cierto que aún la gran mayoría latina no vota en las elecciones municipales, como si sucede en ciertas partes de Europa que los residentes no naturalizados participan con su voto eligiendo al vecino que gobernará su ciudad y sus ilusiones, no es menos cierto que su masiva presencia en las urnas, el 6 de noviembre último, le ha dado carta de ciudadanía política al español y su usuario: el latino.

Esto se manifiesta en la elección de Bill Richardson cómo Secretario de Comercio, más ¿acaso el actual Secretario de Comercio, Carlos M.Gutierrez, no habla español y es cubano de nacimiento?

La circunstancia es distinta. Obama quiere que las diversidades que conviven en Estados Unidos, él mismo es signo y señal de esa diversidad, se manifiesten en el gabinete y en el accionar de su administración. La mujer, el latino y el afroamericano -ya hablé de eso en una columna anterior- son manifestación de esa condición.

Y que Bill Richardson no tenga ninguna ligazón manifiesta con la maquinaria demócrata o con el stablihsment de Washington hace de él, muy por encima de su endoso decidido a la postulación del entonces candidato Barack Obama, un representante latino en el gabinete, que podrá, sopesando las circunstancias y el momento adecuado, empujar políticas favorables para la mayoría silenciosa de latinos que esperan por su lugar en la sociedad norteamericana. Cosa que, hay que decirlo sin miedo, también procuró, en su momento, Carlos Gutierrez.

La conclusión podria ser que, en efecto, hay avance del español y que es más lento lo que se llama en spanglish el ¨empoderamiento¨ de la comunidad latina.

Aún no hay suficientes jueces latinos, tampoco suficientes oficiales electos a nivel ciudad, el número de senadores estatales es bajo en comparación a la demografía latina al igual que congresistas faltan y apenas hay tres senadores latinos en el Capitolio.

Aún así, las cosas ya empezaron a cambiar.



Friday, November 21, 2008

Vargas Llosa y los libros malditos

por: Gery Vereau
Soy peruano, pero debo a Nueva York las pocas oportunidades que tuve de ver en persona a Mario Vargas LLosa. La mayoria de las veces en su ropaje literario -aún no sé si es posible hacer la disección- y muy pocas veces en su ropaje político.

Casi todos los artistas o escritores suelen decir que les gusta Nueva York porque aquí, a diferencia de sus países, disfrutan del tibio ropaje del anonimato. Con Mario Vargas LLosa es distinto, al menos en el mundo latino de Nueva York, porque voluntaria o involuntariamente la figura de ese señor elegante, alto, siempre de traje, que te mira fijamente cuando habla contigo o te firma un libro, es reconocido por latinos de todos los pelajes: sus admiradores y sus adversarios que lo leen y niegan que lo hacen pero que, como se dice en peruano, rajan de él en público.

La primera vez que lo vi, fue en el Centro de Graduados de la Universidad de Nueva York, donde presentaba su magnífica novela La Fiesta del Chivo. Me acerqué con una edición peruana, de aquellas ediciones rústicas que se lanzaron con un sello, a menor precio, para sacarle la vuelta a la piratería, y estampó su firma sin miramientos en el pobre libro que llevaba sobre sí los rigores de lecturas en trenes, buses, desayunos derramados y anotaciones inescrupulosas en su cuerpo. Meses más tarde me dí cuenta que pesaba una maldición sobre los libros de MVLL que llegaban a mis manos.

La segunda vez que lo ví fue una sorpresa. Presentaban La Fiesta del Chivo, en la adaptación teatral del colombiano Jorge Alí Triana en el teatro Repertorio español y, sin previo aviso, se presentó Vargas LLosa junto al director colombiano. En sus palabras, cuando refirió que en la época de Trujillo en República Dominicana habían madres que entregaban a su hijas como una ofrenda para que las hagan mujeres, descubrí que habían realidades que resultan difíciles, pero no imposible como lo demuestra la novela, de llevar a las ficciones. Pero nada de eso me anunciaba la maldición.

La tercera vez que lo ví fue en America´s Society, en Manhattan también, donde recibía una proclama de la institución. Yo cubría el evento para un periódico local. Texto y foto fue la comisión que recibí. Al salir Vargas LLosa en compañía de su esposa Patricia y el entonces representante de España ante las Naciones Unidas y su esposa, se abrió la puerta y una fuerte ráfaga de viento misterioso agitó las cabellera, las gabardinas, los trajes y abrigos de todos ellos. Disparé el obturador y ...click perennicé una imágen con una aura de ciudad gótica. No quise ver en ello ningún designio fatal.

La cuarta vez que lo ví me firmó su novela ¨El Paraiso en la otra esquina¨en la que relata la vida extraordinaria de la feminista Flora Tristán y el aprendizaje artístico y la vida de un ex-corredor de bolsa ganado para el arte: Paul Gauguin, conocido como ¨El peruano salvaje¨, sobrino de Flora.
Lo que pasó es que el libro, que tenía la firma de MVLL y muchas anotaciones que hacían un mapa de las emociones, sorpresas y citas o diálogos que me habían impresionado y que solía releer, lo presté a una amiga y, cuando la amistad amenguó resulta que el libro no me fue devuelto.

Desde ese libro me comenzé a dar cuenta que una maldición -sólo a mí me tocó por lo visto- pesaba sobre los libros de MVLL que llegaban a mis manos.

Eso lo comprobé ya, cuando compré la novela del amor masoquista que es ¨Travesuras de una niña mala¨ que, como ustedes saben, trata del amor imposible de Ricardo con una limeña avispada que se involucra con personajes de mucho mundo y dinero que la hacen vivir, sufrir también, la vida opulenta (y falsa) que ella creía que se merecía, mientras su amor peruano sufre por ella y le sirve de refugio entre aventura y aventura. El New York Times comparó ésta novela con Madame Bovary, de Gustave Flaubert. Llevado por mi entusiasmo presté el libro a una amiga que vivia una experiencia de amor masoquista, no del que pegan, sino del que ama a pesar de los desprecios, desplantes y cuernos varios, para ver si así se redimía. Ella sencillamente no me lo devolvió y perdí el libro y su amistad. Nunca más me respondió el teléfono

Debo decir que ese dicho que sostiene que ¨prestar un libro es una necedad pero mas necio es el que lo devuelve que el que lo presta¨ no venía al caso porque todos los libros que había prestado siempre me habían sido devueltos.

Rememorando el caso, lo mismo me pasó con la Fiesta del Chivo, que lo presté y me lo devolvieron por correo, más nunca llegó a mis manos. Que consté -y lo constaté- que me lo enviaron por correo certificado y para mayor certeza me enseñaron la constancia del envío.

No he contado que otro libro de MVLL que traje de Perú fue¨La Guerra del Fin del Mundo¨, acerca de la rebelión de los Canudos cuyo líder es célebre porque propone abolir la Ley de la Gravedad por decreto en el Brasil, y junto con él vino una edición faccimilar de las obras completas de César Vallejo, éste libro, obviamente más caro y con empaste de lujo, lo presté y si me lo devolvieron.

Una amiga me pidó prestado ¨La Guerra...¨ y al cabo del tiempo me juraba y rejuraba que me lo había entregado con un amigo que dijo que iba de parte mía, me dió el nombre incluso (pero el ya había muerto en el Perú) hora y fecha. Me ofreció pagarlo -como caballero no acepté- pero estaba segurísima que el difunto se había aparecido a pedirle el libro.

Recuerdo también que me enviaron del Perú, en edición pirata, el libro de MVLL sobre Victor Hugo: La Tentación de lo Imposible. Un viernes del año 2005, año en que se publicó, tomé un bus de Nueva York para Paterson, en la bolsa cargaba ese libro más ¨Memorias de mis Putas Tristes¨ de Gabriel García Márquez. Me puse a leer el primero para aprovechar los 35 ó 40 minutos del viaje y una viejecita inocente, creo que su hija era lectora de MVLL, me lo pidió prestado solamente para anotar el nombre. En eso el vehículo -era un bus hispano no del NJ Transit por eso se toman ciertas libertades- nos dice que tenemos que pasar a otro bus porque tenía insuficientes pasajeros y no le salía a cuenta viajar así . ¿ Y que creen? la viejecita se quedó dentro seguramente para retornar adonde partió. Cuando reaccioné ya era tarde, se había ido.. con mi libro.

No les cuento porqué la novela ¨Conversación en la Catedral¨ la tuve que comprar por segunda vez. Pero de ahora en adelante he jurado no prestar jamás ningún libro de Mario Vargas LLosa a nadie, salvo claro que mis hijas me lo pidan.