Thursday, May 24, 2007

De Nueva York a los Andes

Por: Gery Vereau
El Congresista Charles Rangel, representante del distrito 15 de Nueva York, al promover una extensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPADEA, por sus siglas en inglés), que expira el 1ero de Julio próximo, está enviando un mensaje a las comunidades latinas del estado de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut que aún no ha sido tomado en su real dimensión.

Más aún, que Charles Rangel, un congresista que está camino a convertirse en una leyenda viva de la política norteamericana, de gran influencia en la comunidad afroamericana ¡representa nada menos que a Harlem, el barrio emblemático de ésta comunidad!, defienda una postura pro-andina es un puente tendido entre la comunidad afroamericana y la comunidad latina que espera ser cruzado.

Después de las comunidades dominicana, puertorriqueña y mexicana, las comunidades andinas del área han crecido a pasos de gigante. Ejemplo de ellos son las comunidades colombiana y ecuatoriana, seguidas de la comunidad peruana, y en menor medida de la comunidad boliviana. Sin duda alguna en sus países, que son los nuestros, se benefician grandemente con las remesas que les enviamos desde aquí. Pero también con las importaciones que hacemos de nuestros países, y por extensión de los trabajos que de allí se derivan, gracias al ATPDEA.

Las preferencias arancelarias andinas para Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia han significado miles de nuevas fuentes de empleo y cada nuevo empleo no podría haber sido realidad sin un impulso exportador relevante: cero aranceles para un listado de productos de estos países con destino al mercado estadounidense. El correlato lógico de las preferencias andinas es sin duda un Tratado de Libre Comercio (TLC) como el que los gobiernos de Perú y Colombia esperan sea aprobado por el Congreso de los Estados Unidos.

En ese contexto, entretanto se resuelve el TLC para Perú y Colombia, la preocupación del congresista Rangel aparece como una tabla salvavidas para las familias del área andina que gracias a las exportaciones han podido conseguir un empleo. Rangel ha mencionado como razón fundamental para ampliar las preferencias arancelarias un aspecto que es importantísimo para la sociedad estadounidense: que los países mencionados, importantes productores clandestinos de cocaína, han hecho esfuerzos considerables, para luchar contra el narcotráfico cuyos productos tienen como mercado final a los jóvenes estadounidenses. Empero si los nuevos gobiernos de Ecuador y Bolivia no extreman el celo para combatir el narcotráfico pueden perder estas facilidades y harían quedar muy mal al Congresista Rangel.

Yo quiero añadir una razón más a la de Rangel. Si las buenas conciencias que existen en la sociedad norteamericana, y en la comunidad latina, en lugar de promover ayudas económicas directas para disminuir las brechas de la pobreza en Latinoamérica se ponen del lado de iniciativas como ésta podrían respirar más tranquilos. Porque así se generan mayores fuentes de trabajo. Crear una oportunidad exportable es la mejor manera de ayudar a crear trabajo y riqueza. Es una apuesta por la dignidad del trabajo en lugar de acostumbrarlos a esperar una ayuda del exterior que, a fin de cuentas, los convierte en una suerte de eternos mendicantes. Además los ayuda a conocer y entrenarse, sobre la marcha, en los mecanismos de funcionamiento del comercio internacional. En una palabra se preparan en un oficio esencial en una economía globalizada: ser exportador.

Esto es, en pequeña escala, lo que se debería hacer para paliar la inmigración a los países desarrollados: abrirles sus mercados para que los países más pobres puedan colocar sus productos y así generar empleo. Un empleo más es un emigrado menos.

Hay que saludar la iniciativa del Congresista Rangel porque demuestra una preocupación por los nuestros, por los que hemos dejado atrás, que ya quisiéramos ver en muchos de nuestros oficiales locales electos. Esta es una oportunidad para coger el guante y tender puentes efectivos con la comunidad afroamericana que viene siendo cortejada con cantos de sirena falsos: que los inmigrantes latinos les quitan puestos de trabajo, cuando la verdad es que los trabajadores latinos ayudan al movimiento general de la economía generando valor y consumo.

Antes del punto final. Este tema y sus alcances en la comunidad latina local nos acerca a una nueva realidad poco sospechada años atrás: que cada día se acerca más la política local deNueva York( y de otras grandes ciudades con importantes flujos de inmigrantes) a la de los países que hemos dejado atrás.

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