Sunday, October 19, 2008

Elecciones USA: El Efecto Bradley no funciona siempre

Deberíamos decir como Joe Wurzelbacher, el fontanero americano convertido en estrella mediática en razón de ser el personaje principal del penultimo debate presidencial Obama-MacCain y descubierto republicano posteriormente, que por quién se vota importa solamente al elector y al botón que oprime en la cabina del voto.
Llamé al editor de un periódico hispano de New Jersey y me dijo “en mi opinión personal, ni Obama ni McCain, merecen ganar, porque no ofrecen nada novedoso”.
Pero yo creo que debemos elegir a alguien. De lo contrario esa actitud se convierte en una escurridiza manera de olvidarse que si no sabemos elegir o si elegimos mal tendremos más o menos impuestos, más o menos créditos para empresas de minorías, más o menos clases de ingles para inmigrantes, más o menos cobertura de salud, en suma más o menos oportunidades de progresar.
Claro el amigo Joe es inteligente y cauto, como mi amigo editor, pues ambos hablan a título personal. Ambos, sin duda, no quieren lo que se llama meter las manos al fuego. !No quieren quemarsel
Yo, entonces, para ponerme a tono, tampoco diré por quién voy a votar o por quien votaría, eso me deja en libertad para hablar de algo que rebasa toda razón. Me refiero a lo que un amigo, publicista prominente de una cadena de periódicos hispana, me decía el viernes pasado: que Obama no ganaba debido al llamado Efecto Bradley.
Sucede que bajo ésta casi teoría, los votantes en los Estados Unidos de Norteamérica le podrían mentir a los encuestadores. En el momento que una llamada telefónica de una encuestadora le pregunta al elector registrado por quién va a votar la respuesta que recibe, por ejemplo, es !votaré por Obama!, pero, pero, el elector no puede ser sincero porque no quiere ser considerado un o una racista y decirle, por ejemplo que es demócrata pero que no quiere votar por Obama porque tiene el color que nunca pasa de moda entre las damas neoyorquinas: negro.
El tema fue tratado en los últimos días de setiembre en la Columna On Language, del columnista del New York Times, William Safire, uno de mis columnistas preferidos, y ha corrido mucho mundo desde esa fecha.
Todo se origina en 1982 en California cuando el alcalde Tom Bradley, el primer alcalde negro de Los Angeles, decide postular a gobernador y las encuestas lo daban por seguro ganador frente al republicano George Deukmejian. Finalmente y contra toda encuesta Bradley Pierde por un márgen de 1,2 puntos. La historia parece repetirse con el alcalde David Dinkins, negro también, que gana las elecciones de la alcaldía de Nueva York, en 1982, con un dígito de ventaja cuando en realidad las encuestas le daban dos dígitos.
Ahora bien, se está dando al término “efecto”, el Efecto Bradley en éste caso, la categoría de ley o de axioma o de regla, sabiendo que esas cosas solo dán en las matemáticas o en la física y en la química pero no en los asuntos de las sociedades personas o de las comunidades.
Si esto fuera cierto Anthony Williams en Washington cómo David Dinkins en Nueva York no hubieran sido alcaldes y tampoco hubieran accedido a cargos públicos los tres negros que han sido electos senadores: Edward W. Brooke (R-Massachusetts), 1967-1979; Carol Moseley-Braun (D-Illinois), 1993-1999 y Barack Obama (D-Illinois), 2005-
Y Douglas Wilder fue electo Gobernador de Virginia in 1989, siete años después de que Tom Bradley perdiera en California. También Massachusetts, cerca, en el año 2006, eligió como su gobernador a Deval Patrick.
O sea que por dos o tres casos en los que el efecto Bradley funcionó hay siete casos en los que el Efecto Bradley no dio en el clavo.
Pareciera que, en éste momento, el Efecto Bradley no es más que la justificación seudocientífica de un rumor sembrado o regado en las calles que un negro no puede ser Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica porque….
Nada hay mas anacrónico que el racismo, todas las teorías subre la superioridad racial han muerto y quienes, cómo Hitler, la pusieron en práctica solamente trajeron dolor y muerte al mundo. Eso sería permitir que entren por las ventanas de nuestras casas vientos medievales y oscurantistas.
Si gana McCain que su triunfo no se vea ensombrecido. No sería legítimo su triunfo si lo obtuviera caminando sobre las brazas del racismo. Si gana Obama que sea por sus credenciales como gobernante y no porque es fruto de una campaña antiracista.
Importa mucho que nada opaque el triunfo de cualquiera de ellos para que les permita salir a dar la cara al mundo a anunciarle que Estados Unidos inicia una nueva era.
Dicho esto, vote porquien ofrezca hacer de los Estados Unidos un mejor lugar para vivir no por racismo o antiracismo.

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