Thursday, December 04, 2008

Del Español a las Urnas

por: Gery Vereau

No debería ya llamar la atención que Bill Richardson se dirigiera a la nación en inglés y en español, en Chicago, una vez propuesto como Secretario de Comercio por el presidente electo Barack Obama. Es una práctica que se está haciendo común en los Estados Unidos de Norteamérica.

Pocas horas más tarde los mismo hacían, en español e inglés, al otro extremo de los Estados Unidos, en la ciudad de Passaic, cuando el senador por Nueva Jersey, el cubano-americano Robert ¨Bob¨ Menendez, juramentaba a Alex Blanco, el primer dominicano electo cómo alcalde en la ciudad de Passaic. (ver la foto adjunta)

Por la misma razón el alcalde de Nueva York, Michel Bloomberg, ha decidido tomar clases particulares de español, desde hace un buen tiempo.

Pero ya los periódicos han gastado mucha tinta hablando de la fuerza del español en estas tierras. ¿En realidad el español avanza?, ¿No será que todo nada más que nueces haciendo ruído? ¿No será que són sólo eso:palabras que se pronuncian al viento?

Quien mejor ha hablado del asunto, a calzon quitado, es Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York, en una columna que lleva el sugestivo título de ¨Seis tesis sobre el español en Estados Unidos¨ ( 28/11/ 2008. El País, España).

Lago no se queda corto. El español es una lengua materna a la vez que lengua extranjera. Desde 1848, cuando se firma el tratado Guadalupe-Hidalgo, millones de hispanohablantes se convierten en americanos.

También es un país bilingue y bicultural, como consecuencia de la reciente dispersión de la población latinoamericana por todo el territorio americano, fenómeno nuevo en la última década.

Luego sostiene que la confluencia simultánea de distintas comunidades latinoamericanas, que no renuncían a su identidad, da lugar a un nuevo hecho: descubrirse latinos en Estados Unidos (paradojas de la historia, el sueño de la identidad latinoamericana abrazado por Bolivar camina a hacerce realidad, a nivel cultural, en la América norteña)

En algún momento del siglo XXI Estados Unidos, será el país con mayor número de hispanohablantes, de acuerdo a las proyecciones demográficas, -y aquí viene la audacía de la visión de Eduardo Lago- y se producirá un desplazamiento del centro de gravedad no sólo del idioma español sino que será escenario de una cultura de signo pan hispánico y se afianzará como productor de cultura latina, con la singularidad que lo hará en inglés y español.

También observa que existe en los latinos con acceso a educación superior, sin desmedro del uso del inglés, un movimiento para preservar el uso del español y en consecuencia un orgullo de sus raíces latinas, claro indicio del español como territorio de afirmación y resistencia.

Y, finalmente, habla de la cristalización de un nuevo tipo de español,una nueva variedad linguistica del idioma, aunque se queda corto en la medida de éste porque escapa del español chicano del que habla Octavio Paz o del spanglish y pone como ejemplo y no modelo al español de CNN (la linguísta Martha Hildebrandt pergeñó un diccionario de un español ¨neutral¨ para el entendimiento general)

Pero también hay que señalar, digo yo, un hecho nuevo, manifestado cristalinamente en las elecciones últimas que eligieron al presidente Barack Obama: la irupción de la fuerza electoral latina en el escenario político norteamericano.

Para los más entusiastas es un volcán para otros, los minimizadores, apenas es un geiser que se apagará pronto. Para todos será, que duda cabe ya, una luz que se ha prendido y que ya no se apagará, sople como sople el viento.

Si bien es cierto que aún la gran mayoría latina no vota en las elecciones municipales, como si sucede en ciertas partes de Europa que los residentes no naturalizados participan con su voto eligiendo al vecino que gobernará su ciudad y sus ilusiones, no es menos cierto que su masiva presencia en las urnas, el 6 de noviembre último, le ha dado carta de ciudadanía política al español y su usuario: el latino.

Esto se manifiesta en la elección de Bill Richardson cómo Secretario de Comercio, más ¿acaso el actual Secretario de Comercio, Carlos M.Gutierrez, no habla español y es cubano de nacimiento?

La circunstancia es distinta. Obama quiere que las diversidades que conviven en Estados Unidos, él mismo es signo y señal de esa diversidad, se manifiesten en el gabinete y en el accionar de su administración. La mujer, el latino y el afroamericano -ya hablé de eso en una columna anterior- son manifestación de esa condición.

Y que Bill Richardson no tenga ninguna ligazón manifiesta con la maquinaria demócrata o con el stablihsment de Washington hace de él, muy por encima de su endoso decidido a la postulación del entonces candidato Barack Obama, un representante latino en el gabinete, que podrá, sopesando las circunstancias y el momento adecuado, empujar políticas favorables para la mayoría silenciosa de latinos que esperan por su lugar en la sociedad norteamericana. Cosa que, hay que decirlo sin miedo, también procuró, en su momento, Carlos Gutierrez.

La conclusión podria ser que, en efecto, hay avance del español y que es más lento lo que se llama en spanglish el ¨empoderamiento¨ de la comunidad latina.

Aún no hay suficientes jueces latinos, tampoco suficientes oficiales electos a nivel ciudad, el número de senadores estatales es bajo en comparación a la demografía latina al igual que congresistas faltan y apenas hay tres senadores latinos en el Capitolio.

Aún así, las cosas ya empezaron a cambiar.



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