Wednesday, May 27, 2009

Times Square, entre la timidez y los automotores

Por: Gery Vereau

Una lluvia intermitente no pudo desalojar, el martes último, a los neoyorquinos que disfrutaban, en sillas multicolores desplegadas en medio de la calle para que se sienten a disfrutar el día y la vista, de esa especie de territorio liberado que la ciudad de Nueva York ha abierto para los neoyorquinos en Times Square.

Un guarda de Times Square Alliance nos explica que el experimento -algo tímido en  nuestra opinión- despeja de vehículos la avenida Broadway a lo largo de la 32 y la 57 calles y deja las calles transversales para que los automotores, taxis en su mayoría, se comuniquen con las avenidas de Manhattan.

Times Square, como todos sabemos, se alimenta de dos avenidas: la Broadway, que ha sido parcialmente cerrada, y la Séptima avenida, que la iniciativa municipal deja libre para los vehículos que las transitan.

Mientras nos dan una breve explicación, un mar humano de todas las razas distrae la vista de los escaparates, tiendas y grandes paneles y luminosos paneles de anuncios de Times Square para observar a aquellos ciudadanos que, desafiando la lluvia con sus paraguas, están sentados disfrutando del ver y ser vistos en la famosa vía.

Es que todo aquel que camina por Times Square esta preparado para ver una novedad, una extravagancia, un nuevo atractivo.

Pero es más que ello. Finalmente comienza a cobrar sentido el gran empeño de los urbanistas, aquellos que creen que la ciudad debe ser organizada para el disfrute de sus habitantes y entregarles a ellos cada vez mas espacio en sus  calles y menos a sus vehículos.

Lo que no quiere decir que Nueva York se regatea a sus habitantes, nada de eso. Un solo ejemplo, a la misma hora, a pocas cuadras de allí, en el parque Bryant, un grupo de jóvenes concertistas de Youth Band for United Nations, pese a la lluvia, interpretaban una suite de antiguas danzas americanas bajo la batuta de John Yoons.

Solo que Nueva York, como  toda gran ciudad, vive a ritmo acelerado y las maquinas automotrices forman parte de ello.

Una critica  monumental al ritmo de las ciudades, y a Nueva York en particular, que someten  a sus ciudadanos al movimiento acelerado de la vida moderna fue la instalación artística que dieron en llamar  The Gates (Las Puertas) y que se instalo en febrero del 2005 en el Parque Central de Nueva York.

The Gates, ¿lo recuerdan?, con sus metafóricas puertas naranjas desplegadas en pasajes y senderos del Parque Central para que los neoyorquinos al circular a través de sus puertas disfruten del caminar y la tranquilidad como en las ciudades de antes, parece ser el referente inmediato para  lo que hoy se hace en Times Square.

Se diría que el arte es una premonición a  futuro, una forma de crítica social y que toda critica es la materia prima del progreso y del desarrollo.

Yo quisiera mantener los pies en lo inmediato. La iniciativa es sumamente positiva y no solo debería durar los seis meses programados sino que debería ampliarse a la Séptima avenida y, algún día, extenderse a la mismísima Quinta avenida, porque de esa manera los neoyorquinos, y los nuevos neoyorquinos que vendrán, disfrutaran mucho mejor de la ciudad moderna por antonomasia.

Las ciudades  se hicieron para  los ciudadanos no para los automóviles.  

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